Guía de disciplina positiva para el desarrollo de habilidades socioemocionales en la escuela y el trabajo con familias.
Disciplina positiva aplicada a la escuela y el aula.
El Currículo Nacional de la Educación Básica (CNEB) plantea que generar condiciones para aprender implica que el docente asuma el rol de tutor, es decir, que realice un acompañamiento socioafectivo a las y los estudiantes de manera permanente en todo el proceso educativo para el logro de sus aprendizajes, la toma de decisiones responsables y el ejercicio de sus derechos como ciudadanos.
La interacción entre la o el docente tutor y la o el estudiante se sustenta en un vínculo afectivo que busca promover su bienestar y fortalecer sus habilidades socioemocionales y cognitivas.
Esto se logra acompañándolos y orientándolos en sus diferentes necesidades personales y sociales en un clima de confianza y respeto (CNEB, 2017).
La disciplina positiva es una propuesta orientada al desarrollo de habilidades para la vida de una manera profundamente respetuosa y alentadora para todos: niñas, niños, adolescentes y adultos.
Su principio fundacional es que “todas las personas tienen el mismo derecho a la dignidad y respeto” (Nelsen, 2009, p. 38)12. La visión a largo plazo de la disciplina positiva para las escuelas es que se conviertan en espacios “donde los estudiantes aprendan a cooperar en lugar de competir, donde los estudiantes y docentes colaboren en la búsqueda de soluciones […], donde se ayuden mutuamente para crear un entorno que inspire apasionamiento por la vida y por el aprendizaje” (Nelsen y Lott, 1999, p. 23).13
La disciplina positiva aplicada a la escuela y el aula es una estrategia educativa desarrollada por Jane Nelsen y Lynn Lott14, orientada al desenvolvimiento de competencias, valores y actitudes para el desarrollo socioafectivo y la convivencia democrática de las y los estudiantes. Promueve un ambiente seguro donde estos puedan revisar su comportamiento (Nelsen & Lott, 2015, p. 4)15, descubrir cómo este afecta el clima del aula y juntos contribuir en la búsqueda de soluciones respetuosas a problemas que competen a todos. Del mismo modo, la disciplina positiva busca la transformación de las relaciones entre adultos y estudiantes.
“La disciplina positiva es una filosofía que dice que lo que los niños sienten y piensan no solo es importante, sino que debe ser reconocido, abordado e incorporado a las estructuras cotidianas del día escolar para que el aprendizaje sea significativo” (Jones en Nelsen, Lott & Glenn, 2013, p. X).16 Así lograremos la confianza del estudiante y desarrollaremos en este la creencia de que aporta habilidades y experiencias únicas para su propio aprendizaje.
La disciplina positiva también desarrolla los enfoques transversales a partir de principios que promueven valores y actitudes que propone el CNEB. Es así que los principios garantizan su universalidad al basarse en el valor de la equidad. Esto quiere decir que todas las personas merecemos un trato digno, sin discriminación de ningún tipo.
FUENTE: MINEDU.
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